VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 1
El reino de Dios:
la esfera de la vida divina
y de la especie divina
Versículos relacionados
Juan 3:5-6
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
1 Juan 5:11-12
11 Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo.
12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
1 Tesalonicenses 5:23
23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro cuerpo sean guardados perfectos e irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
2 Tesalonicenses 3:16
16 Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.
Isaías 30:15
15 Porque así dice el Señor Jehová, el Santo de Israel: Al volver y descansar seréis salvos; / en quietud y en confianza será vuestra fortaleza; / pero no quisisteis,
Isaías 32:17
17 la obra de justicia será paz, / y el fruto de la justicia, quietud y seguridad para siempre.
Lectura relacionada
Lo dicho por el Señor en Juan 3:3 y 3:5 revela claramente que la regeneración es la entrada única al reino de Dios. Para entrar en el reino de Dios, necesitamos nacer de nuevo. No existe otra manera de entrar en el reino de Dios. El reino de Dios es Su reinado. Es una esfera divina en la que tenemos que entrar, una esfera que requiere la vida divina. Sólo la vida divina puede aprehender las cosas divinas. Por esto, a fin de ver, o entrar en, el reino de Dios se requiere que seamos regenerados con la vida divina.
Un reino siempre está relacionado con la vida … Únicamente los hombres pueden participar en el reino humano, porque sólo ellos tienen la vida humana. Por consiguiente, sin la vida de Dios, ¿cómo podríamos participar del reino de Dios? (Estudio-vida de Juan, págs. 109-110)
El reino de Dios no es solamente Su reinado, sino también el ámbito o la esfera divina … Por esta razón necesitamos ser regenerados para obtener la vida divina, la cual nos capacita para que entremos en la esfera divina y participemos en el reino divino. Aun si no hubiéramos caído o no fuéramos pecaminosos, necesitaríamos nacer de nuevo, porque por muy buena, pura y limpia que sea nuestra vida humana, no es capaz de aprehender las cosas de la esfera divina ni está calificada para entrar en el reino divino … Únicamente la vida de Dios satisface los requisitos de Su reino. ¿Cómo puede nuestra vida humana conocer las cosas divinas del reino de Dios? ¿Cómo puede corresponder al reino divino? Es imposible. Necesitamos la vida divina. Necesitamos nacer de nuevo. La regeneración es el único camino, la entrada única, al reino de Dios.
La vida divina nos introduce en el reino de Dios. Todos nosotros nacimos en el reino humano. Nadie jamás se ha naturalizado en el reino humano. Por ejemplo, cuando nace un perro, de inmediato se encuentra en el reino de los perros. Él sabe todo acerca de cómo ser un perro. No es necesario que nadie le enseñe cómo debe ser un perro, diciendo: “Escucha perrito, debes saber que tú eres un perro, que perteneces al reino de los perros, y que de ahora en adelante debes ladrar diariamente”. Un perro pertenece al reino de los perros y sabe por nacimiento cómo ser un perro. Ésta es la razón por la cual el Señor Jesús le dijo a Nicodemo que tenía que nacer en el reino de Dios. No podemos entrar en el reino de Dios por nuestro aprendizaje o al ser naturalizados. Aunque uno pueda ser naturalizado a fin de ser ciudadano de cierta nación, nunca podrá entrar en un reino por medio de ser naturalizado.
Cuando fuimos regenerados, fuimos trasladados al reino de Dios. Colosenses 1:13 dice que Dios “nos ha librado de la autoridad de las tinieblas, y trasladado al reino del Hijo de Su amor” … Cuando invocamos el nombre del Señor, el Espíritu divino entró en nosotros, regenerándonos y llevándonos a nacer en el reino de Dios. Aunque tal vez sepamos muy poco acerca del reino de Dios, nuestro espíritu, el cual está en nuestro interior, sí conoce este reino. La vida divina en nuestro espíritu conoce el reino de Dios.
Muchos jóvenes han venido a preguntarme acerca de cosas como fumar, ir al cine, comer, su vestimenta y casarse … Cada vez que un joven viene a mí con tales preguntas, siempre le devuelvo la pregunta, diciendo: “¿Por qué me pregunta a mí si debe fumar o no? Usted debe saberlo mejor que yo. No debe venir a preguntarme, porque usted ya sabe la respuesta … Dígame la verdad, ¿no sabe ya si debe fumar o no?”. Una vez que él admite que ya lo sabe, sigo adelante un poco más y le pregunto: “¿Cómo lo supo? ¿Dónde lo supo?”. Ellos siempre me contestan que tienen algo dentro de ellos que lo sabe. Nosotros lo sabemos porque hemos nacido en el reino de Dios. (Estudio-vida de Juan, págs. 110-112)
Lectura adicional: CWWL, 1982, t. 1, “The All-inclusive Indwelling Spirit”, cap. 3; Mensajes dados a los santos que trabajan, cap. 3