El mover de Dios en el hombre, Capitulo 4

EL MOVER DE DIOS EN EL HOMBRE

CAPITULO CUATRO

EN LA CRUCIFIXION DE CRISTO

Lectura bíblica: Col. 1:22; Ef. 2:15-16; Col. 2:9; 1 Ti. 3:16; Hch. 20:28; Jn. 8:29; 16:32; 1:29; He. 9:26, 28; 1 Co. 15:3; He. 9:12; 2 Co. 5:14-15; Ro. 6:6; Gá. 2:20a; He. 2:14; Jn. 12:31; Gá. 6:14; He. 2:9; Col. 1:20; Col. 2:14-15; Jn. 12:24

BOSQUEJO

  1. Dios participó en la crucifixión de Cristo:
    1. La crucifixión es el sufrimiento de Cristo en la carne—Col. 1:22; Ef. 2:15-16.
    2. Cristo en Su cuerpo de carne es la incorporación del Dios Triuno—Col. 2:9.
    3. La manifestación de Cristo es la manifestación de Dios en la carne—1 Ti. 3:16.
    4. Por lo tanto, la crucifixión de Cristo también es la crucifixión de Dios:
      1. La sangre que Cristo derramó en la cruz es la propia sangre de Dios—Hch. 20:28.
        (Carlos Wesley en uno de sus himnos, el #18 de nuestro himnario, dice: “¿Cómo será —¡qué gran amor!— que por mí mueras Tú mi Dios?” y “¿Será que muere el Inmortal?”)
      2. Dios es uno con Cristo todo el tiempo—Jn. 8:29; 16:32.
  2. Lo que Dios logró en la crucifixión de Cristo:
    1. Quitó el pecado del mundo con miras a la eterna redención—Jn. 1:29; He. 9:26, 28; 1 Co. 15:3; He. 9:12.
    2. Murió por todos nosotros—2 Co. 5:14-15.
    3. Crucificó nuestro viejo hombre—Ro. 6:6; Gá. 2:20a.
    4. Destruyó al diablo, quien tenía el imperio de la muerte—He. 2:14.
    5. Juzgó y crucificó al mundo—Jn. 12:31; Gá. 6:14.
    6. Gustó la muerte por todas las cosas y las reconcilió con Dios—He. 2:9; Col. 1:20.
    7. Abolió la ley expresada en ordenanzas y puso fin a la enemistad que había entre los pueblos—Ef. 2:15-16; Col. 2:14.
    8. Liberó la vida divina para producir los creyentes, quienes constituyen el Cuerpo de Cristo—Jn. 12:24.
  3. Dios obra durante la crucifixión de Cristo:
    1. Borró el código escrito que consistía en ordenanzas, que había contra nosotros y nos era contrario; y lo clavó en la cruz—Col. 2:14.
    2. Despojó a los principados y a las potestades, y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz—Col. 2:15.

En este mensaje llegamos al tercer paso del mover de Dios en el hombre. Primero Dios obró en el hombre en la encarnación. Dios se engendró en el vientre de una virgen, y después de nueve meses, Jesús nació de esa virgen. Un versículo clave con respecto a la encarnación de Dios es Mateo 1:20 que dice: “Lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. Hubo algo que no solamente fue concebido en la virgen María, sino que también se engendró en ella. Ese fue el primer paso que Dios dio para moverse en el hombre.

El segundo paso del mover de Dios en el hombre fue Su vivir humano sobre la tierra. La gente veía a Jesús como un hombre que vivía, andaba, obraba, y ministraba sobre esta tierra. Nadie puede negar que en la historia existió el hombre llamado Jesús. Sin embargo, mientras este hombre vivía, andaba, obraba y ministraba sobre la tierra, otro vivía en El. Dios vivía en el vivir de Jesús. En el andar de Jesús, Dios andaba. En el obrar de Jesús, obraba Dios. En el ministerio y el servicio de Jesús, estaba Dios. En el hombre Jesús estaba el mismo Dios. El era Dios manifestado en la carne (1 Ti. 3:16).

En este mensaje queremos ver el tercer paso principal del mover de Dios en el hombre, y este paso fue Su mover en la crucifixión de Cristo. Cristo fue crucificado, pero en Su crucifixión Dios obraba. Los mensajes anteriores con respecto al mover de Dios en el hombre fueron titulados En Su encarnación y En Su vivir humano. Pero notemos que no titulé este mensaje En Su crucifixión, sino, En la crucifixión de Cristo. Tenemos que ser cuidadosos al decir que Dios dio un paso en Su mover en la crucifixión de Cristo. No es seguro decir directamente En Su crucifixión, es decir, En la crucifixión de Dios. Es más seguro decir En la crucifixión de Cristo. Cuando tenemos comunión con respecto a la crucifixión de Cristo, necesitamos ver quién es Cristo. Primero, tenemos que ver que Cristo es la incorporación de Dios (Col. 2:9). Ya que tal es el caso, El era Dios mismo manifestado en la carne.

Al final de Juan 10 los judíos que se oponían hicieron frente al Señor Jesús. El versículo 31 dice que iban a apedrearlo. Jesús les dijo: “Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?” (v. 32). Entonces los judíos le respondieron: “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios” (v. 33). A través de los siglos, ha habido grandes debates sobre la persona de Cristo. Su persona está relacionada con la Trinidad Divina porque en El mora toda la plenitud de la Deidad corporalmente. Este tema, En la crucifixión de Cristo, implica la Trinidad Divina.

No debemos decir directa e inicialmente que la crucifixión fue la crucifixión de Dios. En vez de eso debemos decir que ésta fue la crucifixión de Cristo. Cuando compartimos la verdad con respecto a la crucifixión, debemos subir los peldaños como en una escalera. No debemos saltar desde la parte superior de un edificio hasta el primer piso. Esto sería cometer suicidio. Más bien, debemos usar una escalera.

Dios no podría haber obrado en la crucifixión sin Su Trinidad Divina. ¿Quién puede crucificar a Dios? Sin embargo, Carlos Wesley dijo en uno de sus himnos: “¿Cómo será —¡qué gran amor!— que por mí mueras Tú mi Dios?” y “¿Será que muere el Inmortal?” (Himno #18). Carlos Wesley dijo que Dios murió por él y que el Inmortal murió. Esto significa que el que no puede morir, murió por nosotros. Nadie habría podido crucificar a Dios si El hubiera permanecido en Su divinidad; pero Cristo, como manifestación de Dios en la carne, fue crucificado. La Trinidad Divina está envuelta en esto. La crucifixión de Cristo fue la muerte en la cual Dios actuaba en el hombre. Dios estaba activo en la crucifixión de otro, pero éste es la incorporación de Dios. El Primero estaba actuando en la muerte del Segundo, y el Segundo es la incorporación del Primero. Este es la escalera que necesitamos para entender la crucifixión.

I. DIOS PARTICIPO EN LA CRUCIFIXION DE CRISTO

Dios participó en la crucifixión de Cristo. Aquel cuyo nombre era Jesucristo fue crucificado, pero Dios participó en esa crucifixión.

A. La crucifixión es
el sufrimiento de Cristo en la carne

La crucifixión fue el sufrimiento de Cristo en la carne (Col. 1:22; Ef. 2:15-16). Este es el hecho histórico, y éste también es un relato impreso en la Biblia. ¡Aleluya por la encarnación de Dios, por Su vivir humano y por la crucifixión de Cristo! Dios estaba dando pasos en el hombre en todas estas cosas.

B. Cristo en Su cuerpo de carne es
la incorporación del Dios Triuno

La crucifixión fue la crucifixión de Cristo en la carne. Entonces, ¿quién era Cristo en la carne? Cristo en Su cuerpo de carne era la incorporación del Dios Triuno (Col. 2:9). El Dios Triuno es invisible, misterioso y espiritual, pero El había tomado forma corpórea. El Dios invisible, divino y espiritual entró en un cuerpo físico visible. La crucifixión fue la crucifixión de Cristo, pero Cristo era la incorporación misma de Dios.

C. La manifestación de Cristo es
la manifestación de Dios en la carne

En 1 Timoteo 3:16 dice que el gran misterio de la piedad es Dios manifestado en la carne. Cristo era Dios manifestado en la carne. La manifestación de Cristo era la manifestación de Dios en la carne.

D. Por lo tanto, la crucifixión de Cristo
también es la crucifixión de Dios

Ya que la manifestación de Cristo era la manifestación de Dios en la carne, la crucifixión de Cristo también fue la crucifixión de Dios. Ya que podemos decir y de hecho decimos que Dios fue manifestado en la carne, también podemos decir que Dios fue crucificado en la carne.

1. La sangre derramada por Cristo sobre la cruz
es “la propia sangre de Dios” en Hechos 20:28

En Hechos 20:28 Pablo dijo que la sangre que Cristo derramó sobre la cruz fue la propia sangre de Dios. Dios compró o adquirió la iglesia con Su propia sangre, por eso la iglesia es tan estimada, tan amada, al corazón de Dios y a los ojos de Dios. Esto fue algo que Pablo dijo a los ancianos de Efeso. El quería dejar una impresión en los ancianos de Efeso para que amaran a la iglesia, y la consideraran tan querida y tan amada como Dios lo hace. La iglesia es muy querida y muy amada para Dios en Su corazón, por eso El la compró con Su propia sangre. La Biblia dice en Hechos 20:28 que el Dios divino tiene sangre humana.

Como ya dijimos, Carlos Wesley escribió un muy buen himno con una buena melodía, en el cual habla de la crucifixión de Cristo. Este es el himno #18 en nuestro himnario. Hace algunos años, yo traduje este himno al idioma chino. Carlos Wesley tuvo la osadía de decir en este himno que el Dios inmortal murió por nosotros. Me alegra mucho que él haya declarado esta verdad y que esté impresa en el himnario.

2. Dios es uno con Cristo todo el tiempo

La crucifixión de Cristo también fue la crucifixión de Dios porque Dios siempre es uno con Cristo (Jn. 8:29; 16:32). Dios nunca dejó a Cristo solo. Cuando Cristo se encarnó, Dios se encarnó. Ellos moran el uno en el otro. Cuando Cristo vivía sobre esta tierra, era Dios quien vivía. Cuando Cristo fue crucificado, Dios fue crucificado. Esto se debe a que ellos moran el uno en el otro mutuamente. En los Evangelios Cristo nos dijo repetidas veces que el Padre estaba en El y que El estaba en el Padre (Jn. 10:38; 14:10-11, 20; 17:21). Por lo tanto, podemos decir que Dios murió en Cristo, por eso la crucifixión de Cristo llegó a ser la crucifixión de Dios. Dios murió en el hombre. Dios no murió en Su propia muerte sino en la muerte de Otro. Dios murió en la muerte del Hijo.

II. LOS LOGROS DE DIOS
EN LA CRUCIFIXION DE CRISTO

Ahora queremos ver lo que Dios logró en la crucifixión de Cristo.

A. Quitó el pecado del mundo
con miras a la eterna redención

En la crucifixión de Cristo, Dios quitó el pecado del mundo para Su redención eterna (Jn. 1:29; He. 9:26, 28; 1 Co. 15:3; He. 9:12). Pecado implica el pecado, singular, y los pecados, plural. En Juan 1:29 “pecado” es un término total, lo cual deja implícito tanto el pecado interno que hay en nuestra naturaleza, como los pecados y transgresiones externos de nuestra conducta.

B. Murió por todos nosotros

Cristo también murió por todos nosotros (2 Co. 5:14-15). El no murió solamente por causa de nuestro pecado sino también por nosotros mismos.

C. Crucificó nuestro viejo hombre

Romanos 6:6 dice que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo, y en Gálatas 2:20a Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”. Aquí “Estoy”, se refiere al viejo hombre. “Yo”, el viejo hombre, fue crucificado juntamente con Cristo.

D. Destruyó al diablo,
quien tenía el imperio de la muerte

Hebreos 2:14 nos dice claramente que Cristo destruyó al diablo, quien tenía el imperio de la muerte.

E. Juzgó y crucificó al mundo

En Juan 12:31 podemos ver el juicio del mundo por medio de la muerte de Cristo. Más adelante Gálatas 6:14 habla de la crucifixión del mundo.

F. Gustó la muerte por todas las cosas
y las reconcilió con Dios

Hebreos 2:9 dice que Cristo gustó la muerte por todas las cosas, y en Colosenses 1:20 dice que por medio de Su muerte, reconcilió todas las cosas con Dios.

G. Abolió la ley expresada en ordenanzas
y puso fin a la enemistad
que había entre los pueblos

Cristo abolió en Su crucifixión la ley expresada en ordenanzas y puso fin a la enemistad que había entre los pueblos, especialmente entre judíos y gentiles (Ef. 2:15-16; Col. 2:14). La ley comprende los Diez Mandamientos, los estatutos y las ordenanzas que hay en el Antiguo Testamento. Cuando un estatuto tiene juicio, viene a ser una ordenanza. Guardar el día de sábado es un estatuto que tiene un juicio, por lo tanto es una ordenanza. A los hijos de Israel se les exigió que guardaran el reposo sabático. De no hacerlo, serían apedreados hasta la muerte (Ex. 31:14-15; Nm. 15:32-36). Este juicio convierte la observancia del día de sábado en una ordenanza. Cuando el juicio se agrega a los estatutos, éstos se convierten en ordenanzas. Cuando Cristo fue crucificado, todas las ordenanzas fueron clavadas allí (Col. 2:14).

Ahora necesitamos considerar quién murió en la cruz. Satanás fue destruido en la cruz. Nosotros los creyentes también morimos en la cruz. Usted debe decir: “Aleluya, morí allí, y mi enemigo Satanás también murió allí”. El mundo murió allí. Nuestro pecado murió allí. ¿Quién no murió allí? Podemos responder: “¡Dios!” Pero no digan tal cosa. En la crucifixión de Cristo ¡Dios murió en el hombre! Satanás y los ángeles caídos murieron allí, Dios murió allí, el hombre murió allí, el mundo murió allí, y toda la antigua creación murió allí (He. 2:9; Col. 1:20).

H. Liberó la vida divina para producir
los creyentes, quienes constituyen
el Cuerpo de Cristo

En los aspectos anteriores de la muerte de Cristo, El trató con todas las cosas negativas. Por el lado positivo, El liberó la vida divina por medio de Su muerte para producir a los creyentes, quienes constituyen el Cuerpo de Cristo (Jn. 12:24; 1 Co. 10:17). Todas estas cosas fueron logradas por una muerte, la muerte de Cristo en Su crucifixión. Dios participó en esa muerte, por lo tanto Dios estaba activo en esa muerte en el hombre.

La crucifixión no sólo fue la obra de Cristo, sino también el mover de Dios en el hombre; por lo tanto, ésta es la historia de Dios. Dios era solamente Dios en la eternidad. Un día, El salió de la eternidad, y entró al tiempo y a la humanidad con Su divinidad. El se incorporó en Cristo, quien experimentó una muerte todo-inclusiva en Su crucifixión. Realmente, toda la historia del mundo es la historia de Dios. Todos los acontecimientos del mundo no son solamente la historia del hombre, sino también la historia de Dios. Todo depende de la visión que uno tenga. Si uno solamente tiene la vista física, ve la situación del mundo y la historia humana. Si uno tiene la perspectiva espiritual, la visión espiritual, puede ver que alguien obra detrás de la situación del mundo. Cuando vemos la historia humana y la situación del mundo, debemos tener otra visión, la visión bíblica con discernimiento espiritual.

La crucifixión de Cristo fue parte de la historia humana. Según la historia humana, Jesús, un judío de Nazaret, fue clavado en la cruz por los soldados romanos. Pero detrás de la escena visible había una escena invisible. ¿Quién estaba allí en la cruz? Dios estaba allí para llevar el pecado y los pecados del hombre. Dios estaba allí para morir por la humanidad caída. Dios estaba allí para crucificar al viejo hombre, para destruir a Satanás y el poder de la muerte, para juzgar y crucificar al mundo, y para gustar la muerte por todas las cosas. Todas las cosas de la vieja creación están muriendo. Todo está en decadencia. Por lo tanto, Dios gustó la muerte por todas las cosas, para que todas ellas fuesen redimidas y reconciliadas con El. También en la cruz, la cáscara de Su humanidad fue quebrada, y Dios liberó la vida divina. Dios estaba obrando en la crucifixión de Cristo.

Ningún historiador secular en esta tierra puede tratar estas cosas. Ellos no tienen esta visión. Inclusive muchos cristianos carecen de una visión que les muestre que Dios logró siete aspectos por el lado negativo, y un aspecto por el lado positivo. En el aspecto positivo de la cruz, Dios se liberó a Sí mismo como vida divina. La cruz era el mover de Dios y ha llegado a ser la historia de Dios.

III. DIOS OBRO DURANTE LA CRUCIFIXION DE CRISTO

A. Borró el código escrito
que consistía en ordenanzas,
que había contra nosotros y nos era contrario;
y lo clavó en la cruz

En la crucifixión de Cristo, Dios anuló el código escrito que consistía en ordenanzas, que había en contra de nosotros y nos era contraria, y lo clavó en la cruz (Col. 2:14). Mientras los soldados romanos clavaban a Cristo en la cruz, Dios también estaba clavando algo allí. Cristo sufrió la crucifixión, y Dios lo clavó. En la cruz Dios clavó la ley que había sido dada por medio de Moisés.

Cuando Pablo escribió la Epístola a los Colosenses, todo el pueblo judío, todos los judaizantes y todos los creyentes colosenses, afectados por los judaizantes, respetaban muchísimo a Moisés y a los ángeles, porque la ley había sido ordenada por medio de ángeles y dada por medio de Moisés (Gá. 3:19; Hch. 7:38, 53). Aún más, los colosenses habían caído en la herejía de adorar a los ángeles (Col. 2:18). Pero mientras los soldados romanos clavaban a Cristo en la cruz, Dios estaba clavando la ley allí mismo. Mientras el Señor Jesús era crucificado, muchas mujeres que le habían seguido, observaban a distancia (Mt. 27:55-56). Ellas solamente vieron a los soldados romanos que lo clavaban en la cruz, pero no vieron que Dios también estaba allí clavando la ley en la cruz. La Biblia nos dice esto.

B. Despojó a los principados y a las potestades,
y los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz

Mientras Dios hacía Su obra para lograr la maravillosa crucifixión de Cristo, los principados y potestades malignos en el aire estaban tratando de causar problemas. Ellos vinieron a estorbar la crucifixión. Pero Dios los despojó, así como alguien se despoja de la ropa. Dios los exhibió públicamente poniéndolos en pública vergüenza y triunfó sobre ellos en la cruz (Col. 2:15).

Espero que podamos ver cuánto hizo Dios sobre la cruz. Cristo estuvo clavado en la cruz seis horas. En estas seis horas Dios hizo dos cosas fuera de Cristo. Primero, El clavó la ley en la cruz. Los soldados estaban ocupados clavando a Cristo en la cruz, y Dios también estaba ocupado clavando allí la ley. En segundo lugar, El despojó a los ángeles malignos y perturbadores y despejó la atmósfera alrededor de la cruz. En la cruz, Dios estaba despojando a todos los principados y potestades malignos, para que el camino y la atmósfera quedaran despojados a fin de que nosotros pudiéramos participar de Cristo. Ese fue el mover de Dios sobre la tierra. Ese fue el mover de Dios en el hombre en la muerte de Cristo. Por lo tanto, la crucifixión de Cristo es una parte de la historia de Dios en el hombre.

El hecho de que Dios obró durante la crucifixión de Cristo clavando la ley en la cruz y despojando a los principados y potestades malignos, se revela en Colosenses 2 mediante el apóstol Pablo. Pablo de alguna manera tuvo conocimiento de estas cosas, aunque nosotros no sabemos cómo. Pablo nos dijo que había recibido una revelación grande y misteriosa (Ef. 3:4; 5:32). En 2 Corintios 12, Pablo dijo que él fue arrebatado al paraíso y que escuchó palabras inefables, que no se le permiten al hombre proferir (v. 4).

En el universo no solamente tenemos la historia física. Detrás de la historia física, está la historia espiritual. Detrás de la escena visible, está una escena invisible. La gente de este mundo solamente conoce la escena visible, no la invisible. No obstante, la Biblia nos muestra ambas. Al leer la Biblia, podemos ver la escena visible del universo, y también podemos ver la escena invisible que hay detrás de la escena visible. En la escena invisible, vemos el mover de Dios y la historia de Dios en el hombre.