jueves (Thursday)

VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 1

El reino de Dios:
la esfera de la vida divina
y de la especie divina

Versículos relacionados
Lucas 1:79
79 para dar luz a los asentados en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Efesios 4:18-19
18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.

Génesis 2:9, 16-17
9 E hizo Jehová Dios brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer, y también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer libremente,
17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; porque el día en que comas de él, ciertamente morirás.

2 Corintios 11:2-3
2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, se corrompan vuestros pensamientos, apartándose de alguna manera de la simplicidad y pureza para con Cristo.

Juan 14:27
27 La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Juan 16:33
33 Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero tened valor, Yo he vencido al mundo.

Lectura relacionada
Independientemente de cuán morales sean los incrédulos, ellos solamente pueden ser regidos por su conciencia humana, y ésta ha sufrido mucho daño por la caída del hombre … Su conciencia dañada no funciona bien. Aun si la conciencia de los incrédulos funcionara bien, eso sería todo lo que ellos tendrían para regirse.

Los creyentes no sólo tenemos la conciencia creada, sino también una conciencia renovada. Nuestra conciencia, como parte de nuestro espíritu (Ro. 9:1; cfr. 8:16), fue renovada mediante la regeneración de nuestro espíritu. Además de tener una conciencia renovada, tenemos estas cinco grandes cosas: la vida divina, la ley de la vida divina, el Espíritu Santo, Cristo y Dios. Por tanto, no hay comparación entre la conciencia creada que tienen los incrédulos, y la conciencia renovada que tienen los creyentes, en quienes mora el Dios Triuno como vida divina. (Lecciones básicas acerca de la vida, 2.a ed., págs. 95-96)

Todo lo que tenga vida tiene sensación. Cuanto más elevada sea la vida, más intensa será la sensación. La vida divina es la vida más fuerte y más elevada, por lo cual tiene la sensación más rica, más intensa y más aguda [cfr. Ef. 4:18-19].

Nosotros los cristianos deberíamos ser personas llenas de sentimientos todo el tiempo; no deberíamos ser insensibles ni estar embotados. Debemos ser muy sensibles, llenos de sensaciones, puesto que somos vivientes y ricos en vida. Esto se debe a que tenemos un espíritu regenerado con una conciencia renovada. Además, tenemos la vida divina, la ley de la vida divina, el Espíritu Santo, Cristo y Dios. Es por eso que el sentir de vida es tan elevado, rico, intenso y agudo en nosotros.

Si vivimos en la vida natural, tenemos el sentir de muerte, el cual se encuentra totalmente en el lado negativo … Si vivimos en la vida divina, tenemos el sentir de vida, el cual se encuentra totalmente en el lado positivo. Entonces experimentaremos la sensación de vida y paz junto con todos los puntos positivos que la caracterizan. El sentir de vida nos da a conocer si estamos viviendo en la vida natural o en la vida divina. El sentir de vida nos guía, nos gobierna, nos controla y nos dirige … Puesto que procuramos experimentar a Cristo como nuestra vida, debemos prestar atención al sentir de vida. Si no tenemos las sensaciones positivas de fortaleza, satisfacción, paz, descanso, liberación, vivacidad, riego, resplandor, consuelo, etc., debemos comprender que no estamos viviendo en la vida divina, sino que estamos viviendo en la vida natural.

Vivir en la vida natural es una cosa, y vivir en la carne es otra. Uno tal vez piense que son la misma cosa, pero hay una pequeña diferencia … No existe carne buena. Sin embargo, es posible que la vida natural a veces sea buena. La vida natural está en contraste con la vida divina, y la carne está en contraste con el espíritu.

Por tanto, la función del sentir de vida tiene dos aspectos. El primero es que nos da a conocer si estamos viviendo en la vida divina, y el segundo es que nos da a conocer si estamos viviendo en nuestro espíritu. En un sentido negativo, dicho sentir nos da a conocer si estamos viviendo en la vida natural, como una persona natural, y también si estamos viviendo en la carne … Muchas veces tenemos el sentir de que estamos viviendo, andando y actuando en la carne. Algunas veces no somos muy carnales, pero aún percibimos que estamos andando en la vida natural, en nuestro hombre natural, y no en la vida divina.

Necesitamos orar mucho hasta que entremos en el sentir de vida. Entonces podremos compartir algo no simplemente a modo de enseñanza, sino en comunión de modo práctico. Nuestro mensaje será una especie de comunión, en la que les decimos a las personas cómo hemos experimentado estas cosas, cuán real y práctico ha sido para nosotros el sentir de vida, y cómo estamos bajo este elemento que nos controla, nos guía y nos dirige interiormente día tras día. (Lecciones básicas acerca de la vida, 2.a ed., págs. 94, 96-98)

Lectura adicional: Estudio-vida de 1 Juan, caps. 5, 26

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